lunes, 21 de noviembre de 2011

MAREAS


LF: 48mm. f 5,6. 1/60s.

"Lo que fue, eso será; lo que se hizo; eso se hará. Nada nuevo hay bajo el sol". Eclesiastés 1:9.

Una señora camina. Va cargada con unas bolsas de la compra en su mano derecha; en la izquierda sostiene un bolso. Esta mañana otoñal, como todos, se ha visto sorprendida por la marea de San Marcos. Se apresura a salir del callejón. Pongamos que se llama Emilia, que tiene dos hijos adolescentes estudiando en Treviso, que es viuda. En este mismo momento, ensimismada por la rutina del paseo y el incordio de los charcos, piensa en años mejores, cuando caminar sobre las aguas crecidas del canal era un divertimento juvenil, pies húmedos y fríos, risas, carreras de vuelta al hogar caliente y reparador. Ahora retrocedamos un siglo, dos tal vez. Venecia bajo dominio austríaco. Es un 25 de octubre también. La marea inunda San Marcos y procedente del Bacino Orseolo, una mujer de mediana edad camina por el mismo callejón hacia la espaciosa plazuela. Se llama María. Ha comprado unas hortalizas cerca de Rialto. Está sola. Sus hijos se casaron en Bolonia y su marido murió combatiendo a los franceses en Vicenza. Piensa también, la mirada baja, los pies mojados, en años mejores de juventud, cuando aún Venecia era la Serenissima del dux y todo parecía inmutable y eterno, como las crecidas del canal. Nada nuevo bajo el sol.

1 comentario:

  1. Qué bonita foto y evocador texto.
    Cuando se viaja es inevitable elucubrar e imaginar quién vive o ha vivido allí, cómo se sienten, qué distinta sería nuestra vida si en vez de en nuestra ciudad hubiéramos elegido esa otra.
    Me gusta mucho tu blog, sigue!!!!!

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