viernes, 18 de noviembre de 2011

LIGERAMENTE DESENFOCADO

LF: 42 mm. f 18. 1/1.6 s.

Imagino el ataque de cuernos que debió de sufrir Robert Capa cuando se enteró de que sólo se habían salvado ocho de las 106 fotografías que tomó durante el desembarco de Normandía. Después de haberse jugado el tipo como reportero gráfico en Omaha Beach y de regresar a Weymouth, exhausto, en un barco cargado de muertos y supervivientes de la escabechina, el asistente de laboratorio que debía revelar los negativos tuvo, lo que suele decirse, un mal día. Tan nervioso debía de estar el hombre con la presión de los rotativos de medio mundo por tener imágenes del Día D, que quemó las emulsiones. Por este motivo, las ocho fotos del gran Capa que lograron salvarse salieron desenfocadas. Algunas mentes maliciosas atribuyeron el desenfoque a que el artista había temblado de pánico ante el espectáculo de balas, bombas y tripas. Otros, menos retorcidos, se rindieron ante lo que consideraron una feliz intencionalidad del genio. Lo único cierto es que el azar y el desenfoque pueden encumbrar una instantánea o pueden arruinarla. Lo que puede arruinar un paseo en góndola es un gondolero de lengua hiperactiva. Al menos tuvimos la suerte de que el martilleo de su cháchara lo dirigía contra todo remero viviente que se cruzaba con él. Así aprovechamos para experimentar con el obturador y el vaivén de la góndola. Aviso para futuros biógrafos: sí hubo intencionalidad en esta instantánea. El único azar fue haber elegido para el viaje al mayor charlatán de Venecia. Eso sí: a 80 euros el paseo.

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